El hecho se registró el martes en una casa de avenida Tucumán de Oberá. “Trató de matarnos, por eso tengo miedo que salga y vuelva a intentarlo”, alertó Mariela.
Una madre y sus dos pequeñas hijas padecieron horas de terror por el accionar del ex concubino de la mujer, quien en primera instancia habría tratado de ingresar por la fuerza a la casa y rompió varias ventanas, al tiempo que las amenazó de muerte.
Pero lo peor llegaría horas más tarde, cuando el acusado lanzó una bomba incendiaria con clavos frente al domicilio, aunque el rápido y valiente accionar de la propietaria evitó una tragedia de proporciones.
En tanto, a pesar de que la damnificada llamó a la Policía, el implicado -identificado como Marcos Matías O. (31)- permaneció en libertad por varias horas y hasta tuvo el tiempo y gozó de la impunidad para regresar a vivienda de Mariela R. (37) para amenazarla nuevamente.
La secuencia de hechos se registró en una propiedad situada sobre avenida Tucumán al 100, en pleno centro de la ciudad de Oberá.
El atentado con la bomba incendiaria o molotov sucedió en la madrugada del último martes, tras una sucesión de hechos violentos y amenazas de muerte contra la dueña de casa y sus hijas.
Según relató Mariela R. estuvo en pareja con el acusado alrededor de siete meses y en los últimos tres convivieron en la casa de la mujer, donde ocurrieron los incidentes.
“El lunes él se fue al centro y volvió borracho, muy alterado. Me di cuenta de su estado y no le abrí la puerta. Él tenía su llave, pero crucé la mía para que no pueda entrar porque tenía miedo por mis nenas. Empezó a patear la puerta y rompió los vidrios del frente. Me dijo que iba a matar a mis hijas adelante mío, que después me iba a matar a mí y que quemaría la casa. Pero no lo denuncié y tendría que haberlo hecho”, reconoció la damnificada en la víspera.
Madre coraje
Todavía conmovida por la serie de sucesos violentos, la mujer precisó que luego del incidente del lunes se encerró en su domicilio con sus hijas (de 5 y 2 años, fruto de una relación anterior) por el temor que le generó la violencia desplegada horas antes por el implicado.
Al respecto, mencionó que luego de hacer dormir a sus niñas se quedó despierta, ya que no podía conciliar el sueño por la preocupación de que su ex regresara a molestar.
“Estaba leyendo y en eso escuché un ruido en el frente. Lo primero que pensé fue que volvió para hacer escándalo y pateó la puerta. Me levanté y en eso veo el humo, que se estaba quemado la puerta. No sabía si él seguía afuera, pero no podía dejar que se queme la puerta. Entonces busqué un balde con agua, tomé coraje y abrí la puerta para apagar el fuego. Por suerte él ya no estaba. Gracias a Dios es una puerta antigua, de madera dura y aguantó el fuego”, detalló reviviendo la angustia de aquel momento extremo.
Según estimó, el atentado se registró entre las 3 y 3.30 del último martes. En tanto, luego de apagar el fuego llamó al 911.
En este punto, la víctima se mostró muy indignada por el accionar del personal de la Seccional Segunda, ya que “tardaron media hora para hacer cinco cuadras. El chofer ni apagó el motor del móvil y la oficial me dijo que no eran horas de molestar. Palabras textuales”.
“Les dije que entren a ver, que miren los restos de la molotov, pero la oficial me respondió que veía de afuera. Aparte insistía en cómo les voy a llamar por esa pavada, y que yo me busqué por la junta que tengo. Nos quisieron matar a mis hijas y a mí y la oficial todavía me retó. Le pregunté el nombre, pero se tapó la identificación y se fueron. No hicieron nada”, lamentó.
Acusación y pruebas
Ante la llamativa indiferencia de los uniformados, la damnificada tomó la previsión de tomar fotos de la puerta y de los restos de la bomba incendiaria, incluidos los clavos que tenía en su interior, según afirmó.
Pero el calvario continuó y el martes al mediodía, cuando el agresor volvió al lugar con la misma actitud violenta de las horas previas.
“Pateó la puerta y me amenazó con lo mismo, que nos iba a matar y quemar la casa. Gracias a Dios tenía la puerta cerrada y no pudo entrar”, precisó.
En ese contexto, como no obtuvo respuestas por parte de la seccional de la jurisdicción, Mariela R. se dirigió a la Comisaría de la Mujer, situada en Barrio Norte.
“Allá tampoco primero se importaron mucho, hasta que les dije que mi hermano es abogado. Ahí se empezaron a mover. Me tomaron la denuncia, llamaron al Juzgado de Familia y salió la orden de restricción”, explicó.
Por la gravedad del hecho, caratulado daños y amenazas calificadas por el vínculo, también se dio intervención al Juzgado de Instrucción Dos que ordenó la ubicación y captura del acusado.
Recién pasada las 17 del martes, es decir catorce horas luego del atentado, personal de Bomberos y Criminalística de la Unidad Regional II se hicieron presentes en el lugar de los hechos para las pericias de rigor.
En tanto, Marcos Matías O. fue detenido alrededor de las 20 cuando se hallaba en la casa de un amigo, en calle Lavalle y San Luis de Oberá.
Además de la declaración de la víctima, también lo incriminarían los clavos hallados en la escena.
“Son clavos que yo compré para usar en casa, pero después se los di a él para su trabajo porque eran muy grandes para lo que yo necesitaba”, precisó la mujer.
Y agregó: “Ya estuvo preso por problemas con otra ex que lo denunció. Ahora trató de matarnos, por eso tengo miedo que salga y vuelva a intentarlo. Fue terrible lo que hizo”.
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