La canasta básica alimentaria subió 4,5% respecto de febrero, mientras que la canasta básica total subió 5%.
Una familia requirió en marzo $ 60.874 para no ser pobre y $ 25.685 para no ser indigente, de acuerdo a los datos informados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).
Así el mes pasado, la canasta básica alimentaria -la que mide el nivel de indigencia- subió 4,5% respecto de febrero, mientras que la canasta básica total -que establece la línea de pobreza- subió 5%, es decir por encima del índice de inflación de marzo que fue de 4,8% en ese mismo mes de acuerdo a la medición oficial.
La progresión mensual de estos indicadores impulsaron al Gobierno a lanzar una batería de medidas con el fin de contener el alza inflacionaria de productos básicos, en especial ligados a la alimentación.
De allí la semana pasada el Ministerio de Desarrollo Productivo anunció nuevas acciones para contener la suba de precios en el sector alimenticio y garantizar el abastecimiento de mercancías, insumos y bienes industriales, con la idea de bajar la inflación y recuperar el poder adquisitivo de los salarios.
El paquete fue acordado en una reunión de gabinete económico en Casa de Gobierno, en la que se definieron nuevas medidas como parte de «un esquema que promueve la eficiencia, la competencia y el aumento en la oferta de productos en diversos rubros de la actividad económica», se explicó oficialmente tras el encuentro.
Las medidas fueron dadas a conocer casi a la par con la difusión del índice de precios al consumidor de marzo por parte del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), que marcó un incremento de 4,8%, el porcentaje más alto en lo que val del año.
Las iniciativas son una respuesta del Gobierno que parte de un análisis macroeconómico sobre el efecto que generaron el aumento del precio internacional de los alimentos -del 30% en dólares desde septiembre de 2020, en promedio- a lo que a nivel local se sumaron maniobras especulativas y de evasión fiscal sobre los precios en el mercado interno en los últimos meses.
Para ello se impulsará el abastecimiento de carne vacuna a precios accesibles; un conjunto de acuerdos sectoriales para dar mayor previsibilidad de precios a futuro; el fortalecimiento en el acceso a alimentos a precios mayoristas; una diversificación de la oferta y la competencia en la producción de alimentos; y mayor monitoreo de los mercados para el cumplimiento de normas vigentes, entre otras medidas.
Por otro lado el Gobierno trabaja en una modificación para el relanzamiento del programa Precios Máximos que vence a mitad del mes próximo.
A fin de marzo el gobierno renovó este programa con los mismos valores y productos alcanzados en la última actualización, a comienzos de febrero de este año. La falta de actualización de los precios es una de las críticas que advierten los empresarios de firmas alimenticias por lo que se está buscando una alternativa.
Por estas horas la propuesta oficial es elaborar una canasta de 120 productos a precios populares que quedarían congelados por seis meses que, en este caso, los empresarios aceptarían sólo con la promesa de que finalice el programa Precios Máximos.
En ese marco, los 120 productos que llegarían tanto a supermercados como a comercios de cercanía, aparecen como un puente para cumplir con el pedido de los empresarios sin que esto signifique una nueva disparada en la canasta básica.
En tanto que días atrás la Secretaría de Comercio Interior renovó hasta julio próximo el programa Precios Cuidados 2021, una canasta de productos representativos del consumo masivo local, que pasa a contener 670 referencias y que, aquellos que ya estaban incluidos en la lista, incrementaron sus precios un 4,8% en promedio.
Télam
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