El Gobierno apuntaba a una mejora salarial en términos reales en año electoral, pero la aceleración inflacionaria le pone un palo en la rueda al poder adquisitivo. Naftas, dólar, commodities e inercia explican el problema.
Los primeros datos oficiales del consumo de los hogares durante febrero dieron malas señales: las ventas en los supermercados cayeron 5,8% respecto al mismo mes del año pasado y 1% contra febrero del 2019.
La suba de las naftas, junto con el impacto de los precios internacionales de los commodities y un dólar que arrancó el año acelerando e incrementos en sectores que vienen recuperándose del bajón económico del 2020, provocaron una nueva caída del salario real que pone en cuestión al proyecto oficial electoral de revertir la caída del poder adquisitivo en pleno año electoral.
El Indec publicó los informes de las encuestas de Supermercados y Centros de compras de febrero. Los datos no son indicadores exactos de los niveles de consumo, sino que representan apenas una parte menor: lo ocurrido en los supermercados y shoppings. Otros datos, como las ventas minoristas de CAME, ya dieron su primera mejora desestacionalizada durante marzo (la consultora PxQ presentó el dato a través de una media móvil de 12 meses que por primera vez mejoró 0,6%). Además, la recaudación de IVA también mostró una buena aceleración en el tercer mes del año (mejora de 2,1% desestacionalizada).
La mejora en el consumo, de la mano de una reversión en la dinámica de los salarios reales, que venían de tres años de puras caídas, totalizando un desplome de alrededor de 20% en ese período, era una de las claves a las que apuntaba el Gobierno. En año electoral, la estrategia tenía como centro un leve repunte salarial, junto con el crecimiento de la obra pública para dinamizar y el aporte del arrastre estadístico.
La disparada de los precios al consumidor pone en cuestión las posibilidades de que semejante plan logre cumplirse. Por ahora, el último dato oficial del Índice de Salarios del Indec fue el de enero. Mostró una caída real de 0,7%, a partir de una mejora nominal de 3,3%. Para colmo, desde entonces la inflación no dio señales de calma y, por el contrario, se disparó hasta marcar 4,8% en marzo. En momentos de inflación alta siempre el salario pierde.
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