Entre quienes conservaron el trabajo, sólo la mitad logró mantenerse en un hogar en el que no hubo reducción en los ingresos.
El 9,2 por ciento de los trabajadores ocupados perdió el empleo a partir de la pandemia. Para quienes si conservaron el trabajo, sólo la mitad (47,6 por ciento) logró mantenerse en un hogar en el que no hubo reducción en los ingresos o problemas laborales. Para atravesar esta situación, el 70,6 por ciento de los hogares recurrió a algún tipo de estrategia para hacer frente al impacto de la pandemia en su economía, como reducir el consumo de alimentos, obtener nuevos ingresos, endeudarse o usar ahorros.
Situación laboral
Del total de los jefes de hogar, el 59,7 por ciento mantuvo su trabajo, el 27,7 por ciento ya se encontraba sin empleo desde antes de la pandemia, el 6,7 por ciento lo perdió a raíz de la crisis económica y sanitaria, el 4,4 por ciento cambió de empleo y apenas el 1,6 por ciento consiguió trabajo durante la pandemia.
La diferencia por sexo es importante. Entre los jefes de hogar ocupados, el 9,2 por ciento perdió el empleo en pandemia: en el caso de los varones fue el 7,2 por ciento, mientras que en las mujeres ascendió al 12,5 por ciento.
“Los hogares declararon mayoritariamente haber tenido pérdidas monetarias en sus ingresos totales”, concluyó el Indec en el estudio. En los asalariados registrados, el 83,8 por ciento pudo mantenerlo, mientras que en el caso de los no registrados la cifra cayó al 67,2 por ciento. Los trabajadores independientes fueron los más impactados: 63,6 por ciento de los jefes de hogar tuvo reducción en sus ingresos.
Del total de quienes mantuvieron el empleo, sólo el 47,6 por ciento mantuvo el ingreso completo de la familia, dado que en el 27,4 por ciento de los hogares hubo miembros con algún problema laboral, ya sea que perdió su trabajo, fue suspendido o recibió menos ingresos a partir de la pandemia.
Estrategias
Ante el impacto, la mayoría de los hogares debieron tomar estrategias para afrontar la crisis (el 70,6 por ciento del total de hogares). Inclusive, aunque la mayoría recibió apoyo estatal y de organizaciones comunitarias (58,3 por ciento de los hogares, ya sea IFE o ATP).
La estrategia más difundida fue recurrir a los ahorros o venta de pertenencias, adoptada por el 44,7 por ciento de los hogares consultados. Otra de las estrategias a la que más recurrieron los hogares consultados es la que refiere al endeudamiento (41,5 por ciento del total). Los porcentajes se incrementan para aquellos hogares cuyo jefe tiene el nivel educativo más bajo, donde el porcentaje ascendió a 50,5 por ciento. Los hogares cuyos jefes tienen un nivel educativo alto, el porcentaje de endeudamiento se redujo casi a la mitad (26,3 por ciento).
La reducción en el consumo de alimentos por razones económicas fue también una estrategia relevante para 1 de cada 3 hogares (33,8 por ciento). Esto significa que dejaron de consumir al menos un alimento, ya sea carne vacuna, otras carnes, verdura o leche. Para los hogares cuyos ingresos disminuyeron o tuvieron problemas laborales alcanzó el 45,3 por ciento, y para aquellos en que el jefe tiene un bajo nivel educativo, llegó al 44,7 por ciento.
Según el estudio, gran parte de los hogares tuvo algún tipo de transferencia estatal. En el caso de los jefes de hogar sin empleo, el 90,2 por ciento de los hogares recibió algún tipo de prestación. Para quienes si tienen empleo, el 28,1 por ciento recibió algún tipo de asistencia estatal a partir de la pandemia (vía ATP, IFE o bonos). En términos generales, el 48 por ciento de los hogares entrevistados declaró que al menos uno de sus miembros había recibido las prestaciones nuevas.
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