Tras un día y medio de búsquedas y especulaciones, madre e hijo fueron hallados dentro de su vehículo en el arroyo Caraguatay. La mujer habría despistado sola.
Las horas pasaban y la preocupación por Valentina Patiño (51) y su hijo Lázaro (6) crecía proporcionalmente a como eran replicados sus rostros en las redes sociales. Pero el misterio y las miles de especulaciones abrieron paso al desconsuelo luego de que se confirmara el hallazgo de sus cadáveres en el arroyo Caraguatay, bien debajo del puente de la ruta nacional 12.
Justamente el viaducto y las profundidades del agua, que taparon en su totalidad la Ford Ecosport en la que viajaban madre e hijo, se convirtieron en un escondite luctuosamente perfecto durante un día y medio. Por allí pasaron muchos vehículos abocados a la búsqueda, incluso el helicóptero de la provincia, pero no pudieron identificar nada.
Fueron los trabajadores de un aserradero que queda al lado quienes avisaron a la Policía de Misiones que habían visto una “reflejo” extraño en el agua. Luego dirían que durante la mañana vieron una marca rara, pero que sólo desde la perspectiva que tuvieron al subirse a las máquinas, elevadas del piso, pudieron ver que se podría tratar de un coche.
Con los trabajos iniciales, el cuerpo de la criatura emergió a la superficie, mientras que la mujer, de nacionalidad venezolana pero instalada desde hace una década en Misiones, quedó atrapada por el cinturón de seguridad.
Llantos y gritos se sucedieron las horas posteriores en la escena. Eran los sollozos de sus amigas, esas que habían impulsado la campaña de búsqueda, esas amigas que prácticamente eran su única familia.
El padre del niño, un conocido guía de la localidad de Puerto Iguazú, también estuvo allí y constató la tragedia, pero decidió abandonar el lugar para no sufrir viendo las tareas de rigor. Los cuerpos fueron extraídos por efectivos policiales y Bomberos Voluntarios y reconocidos por quien denunció su desaparición, Carla Rojas.
Sobre las circunstancias en las que el vehículo que manejaba la mujer llegó ahí, las primeras conclusiones que tienen las autoridades del Juzgado de Puerto Rico y la Unidad Regional III de la Policía de Misiones es que se trató de un despiste. Es decir, Patiño perdió el control del rodado.
Fuentes de la investigación detallaron que el análisis de las escena arrojó que antes de terminar en las aguas la camioneta volcó, se atravesó de carril y se llevó por delante el guardarrail del puente, para luego caer ruedas hacia arriba. Había solo una marca varios metros antes y no había rastros de frenada. Todo indica que no hubo otro vehículo involucrado.
De todas formas, se deberán aguardar los informes finales de las pericias accidentológicas.
Asimismo, por orden del juez Leandro Manuel Balanda Gómez ambos cuerpos fueron trasladados a la Morgue Judicial para la correspondiente autopsia, por lo que recién hoy serán entregados a sus cerca nos para la última despedida.
El Territorio estuvo ayer en el lugar de los hechos y acompañó los procedimientos policiales y judiciales. Se trata de una escena conocida de accidentes de tránsito, según confirmaron efectivos y vecinos de la zona. El puente sobre el Caraguatay prácticamente entre dos colinas, lo que hace que los vehículos que se acercan hasta allí muchas veces toman mucha velocidad.
Lo que se sabe es que Valentina se dirigía hasta Montecarlo desde Colonia Guatambú. Llamó la atención que había elegido la ruta, que es el camino más largo, aunque algunas voces indicaron que se sentía más segura al transitar por allí. Su vehículo fue extraído del agua recién cerca de las 17.15 y para ello se necesitó una retroexcavadora.
Cronología
En horas de la mañana de ayer, antes de que se conociera el desenlace, el oficial Ángelo Sequeira, de la Unidad Regional III, había detallado cómo se inició la investigación del caso. Entonces la información era que habían sido vistos en la noche del martes por última vez.
“Una mujer buscó ayuda detallando a las autoridades que su amiga, Valentina, con el hijo, se dirigiría a un domicilio de un hombre de 54 años en Colonia Guatambú y después perdieron todo tipo de contacto”, relató el uniformado y en esa línea dio cuenta que “se le recepcionó declaración testimonial a ese hombre y manifestó que efectivamente, el martes entre las 21.30 y 22 se había retirado de su domicilio en su vehículo, un Ford Ecosport”.
Rojas fue la mujer que hizo la presentación policial y también habló con este medio cuando se organizaban rastrillajes en la zona donde habían visto a Valentina y Lázaro por última vez: “Como habíamos quedado en juntarnos por el día del amigo, ella nos manda un mensaje preguntando si estábamos en la rotisería (el comercio de Carla), y también si estaban mis hijos, porque así traía a Lázaro. Le dije que sí y contestó que en un rato llegaba. Y nunca llegó. Ese último mensaje fue a las 21.05 del martes”.
“Al otro día le escribí y los mensajes no le llegaban. Un amigo contó lo mismo y que además no había llegado a su trabajo. Llamamos a sus amigos de Puerto Iguazú, a su ex pareja, fuimos a sus casa. También llamamos a la niñera, que dijo que fue a trabajar como siempre y Valentina y Lazaro no estaban. Agotamos todas las posibilidades de gente con la que podía estar y ahí decidí hacer la denuncia cerca de las 15 del miércoles”, completó la entrevistada, quien ayer siguió bien de cerca todas las labores, luego de reconocer los cuerpos.
Al respecto de la última persona que estuvo con Valentina, si bien se mostró colaborativo e incluso participó de las búsquedas, el miércoles por la noche el juez interviniente ordenó un allanamiento en su casa, debido a que a esa altura nada se podría descartar. Y ese procedimiento terminó con su detención, aunque nada tiene que ver con la desaparición de madre e hijo.
Según detallaron fuentes ligadas al caso, los uniformados hallaron cuatro armas de fuego, por lo que se abrió una investigación por tenencia ilegal de armas.
En la víspera las búsquedas se intensificaron, con un impresionante despliegue policial y ciudadano, ya que se habían organizado rastrillajes y pedido la ayuda de drones.
El subsecretario de Gobierno, Ariel Marinoni; el jefe de la Policía de Misiones, Carlos Merlo; y el intendente Jorge Lovato recorrieron la zona en helicóptero, acompañando las labores de la Unidad Regional III en tierra, que contaron con refuerzos de otras jurisdicciones.
De todas formas, en el lugar de los hechos se repitieron los reclamos hacía los investigadores, ya que muchos consideraron que habían subestimado la denuncia y que no estuvieron atentos a los indicios de la escena.
También hubo quejas porque las imágenes del vehículo trascendieron antes que las personas que impulsaron el operativo tengan precisiones sobre lo ocurrido.
Como ocurre en hechos de estas características, resonó el famoso caso de la familia Pomar, desaparecidos durante 24 días en 2009, luego de un despiste cuando viajaban desde José Mármol a Pergamino, en Buenos Aires.
Una vida lejos de su país
Mediante sus allegados se pudo reconstruir que Valentina y Lázaro se habían instalado en Montecarlo hace más o menos cinco meses. La mujer residía en una zona céntrica de la localidad y cumplía funciones como gerente de Recursos Humanos de la Cooperativa Agrícola de Montecarlo. En ese rol se desempeñó siempre desde que llegó a Misiones hace más de una década.
Si bien hacía años que trabajaba en la entidad, en principio su tarea era dos veces a la semana, por lo que viajaba constantemente a Puerto Iguazú, donde residía con su pareja. Luego se separó -hace más o menos tres años- y la cooperativa le ofreció trabajar de lunes a viernes.
Había llegado a la Argentina buscando un mejor futuro, antes de la gran crisis que atraviesa hoy su país. Conoció a su esposo en Corrientes, se casaron y decidieron instalarse en la ciudad de Cataratas. Donde más trabajó fue en el hotel Amerian Portal del Iguazú.
Valentina no tenía familiares en Argentina, padres y un hermano, su única familia, fallecieron en Venezuela.
“Nosotras éramos su familia”, repitieron sus amigas en la víspera, demostrando la estrecha relación que tenían.
Algunas había llegado de Iguazú para colaborar con la búsqueda. Quienes la conocieron destacaron su trabajo por la sustentabilidad y la describieron como “una mujer llena de luz, que se desvivía por su hijo”.
Un caso similar en San Antonio hace 5 meses
Hace cinco meses un hecho de similares características había sacudido a la tranquila comunidad del paraje Cerro Siete de San Antonio.
Carlos Monjes (21) había perdido contacto con su familia un jueves, cuando manejaba rumbo a Puerto Iguazú por ruta nacional 101 y después de dos días de intensa búsqueda su cuerpo fue encontrado en el habitáculo del coche que manejaba, sumergido en el arroyo El Falso de Comandante Andresito. Se supo que se despistó al cruzar el puente y terminó debajo del agua.
“La conmoción es grande por estas horas, mucha tristeza porque todos nos conocemos y él era querido por todos, un chico sin maldad. No merecía este final”, lamentó después su madrina, quien participó activamente en la búsqueda.
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