La norma busca que los alimentos y bebidas no alcohólicas informen de manera clara y sencilla sobre los excesos de azúcares, grasas, calorías y sodio que poseen, para ayudar a combatir la obesidad y el sobrepeso en nuestro país.
Combatir el sobrepeso y la obesidad derivada de una mala alimentación. Ese es el objetivo principal de la Ley de Promoción de Alimentación Saludable, que establece la colocación de etiquetas en la parte delantera de los productos con excesos de azúcares, grasas saturadas y totales, calorías y sodio.
Esta norma le permitirá a los consumidores contar con información clara, sencilla y completa a la hora de tomar la decisión de comprar alimentos y bebidas sin alcohol. «El proyecto es la puerta de entrada para que el Estado aborde la problemática de la mala alimentación y malnutrición en nuestro país, donde mueren más de 600 personas por día por enfermedades no transmisibles», explicó Ariana Krochik, cofundadora de Consciente Colectivo, una organización que impulsa la ley.
Además de advertir sobre el exceso de los llamados «nutrientes críticos», que son los principales causantes de las enfermedades no transmisibles como el cáncer, la diabetes y la hipertensión arterial, la ley promueve que se dejen de vender este tipo de productos en las escuelas para garantizar entornos saludables, al tiempo que busca regular la publicidad dirigida a niños, niñas y adolescentes, detalló Krochik.
En caso de que la Cámara de Diputados apruebe la ley, que en octubre de 2020 obtuvo media sanción en Senadores, los alimentos y bebidas no alcohólicas empezarán a tener octógonos de color negro con letras blancas en mayúsculas (no inferiores al 5% de la superficie de la cara frontal del envase), que determinen los valores mínimos y máximos de calorías, azúcar, grasas, sodio u otros nutrientes dentro de los límites de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Sin embargo, desde la industria alimenticia y el sector publicitario, cuestionan la norma argumentando una «demonización» de los productos a partir del diseño de las etiquetas.
«Se dijo que el proyecto busca ‘demonizar a ciertos productos’, pero no es cierto. Apunta a garantizar nuestros derechos a la salud, a la alimentación adecuada y al acceso a la información de forma clara y sencilla. Además, es un aliento a la industria alimentaria para que reformule sus productos y que así dejen de tener excesos que nos perjudican», sostuvo la integrante de Consciente Colectivo.
En ese mismo sentido, varios de los cocineros integrantes de A.C.E.L.G.A (Asociación de Cocineros y Empresarios Ligados a la Gastronomía Argentina), se expresaron a favor de la norma. Entre ellos, Narda Lepes, quien afirmó que «los octógonos bien claros son fundamentales para que la información sea simple y accesible».
«En un país en donde millones de personas viven en la pobreza, comer saludable no puede ser un privilegio», sentenció Krochik, que cierra la ecuación: somos lo que comemos, y para decidir qué comer, es necesario contar con información.
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